miércoles, 30 de octubre de 2013

NOCHE DE DIFUNTOS

Serían alrededor de las 19:15 h y la “noche de Halloween” se adelantó en la parada de Metro de “Àngel Guimerà”. Sí, sí, totalmente cierto. Siempre he pensado que en ocasiones “me despisto”, y tal fue mi asombro que tuve que mirar, un par de veces, la fecha en la que nos encontrábamos. No estaba equivocado, era día 30. No me había despistado, pero delante de mí tenía un “muerto viviente”, o lo que es lo mismo, un chico disfrazado de “mono asesino”, con su “máscara” de primate y demás “atrezzo”, poco recomendable para encontrárselo en un callejón sin salida. Consciente o no, este peculiar mono, nos estaba avanzando lo que iba a pasar en Mestalla poco después. Ni más ni menos: Noche de difuntos.
¡Qué sabio el mono asesino! Probablemente iba camino del antiguo Luis Casanova, convencido de la victoria de su equipo… lo que yo desconocía es que era de la UD Almería.

Y eso fue lo que ocurrió anoche en Mestalla. Muertos vivientes por todo el campo. No me refiero a los jugadores del Valencia CF, de los cuales poco hay que decir más allá de que juegan a “algo” (fútbol sería mucho decir) en “segunda” marcha y sin pasar de 40 km/h… me refiero a los futbolistas de Francisco, colistas de Primera División, de los más goleados en España, con ninguna victoria en su casillero (hasta ayer), el agua al cuello y un entrenador más fuera que dentro. ¡Estos sí que son muertos vivientes! Decidieron aparecer por el césped de Mestalla una noche antes de su cita y sembrar el “horror” en el “Coliseo Valencianista”. Aquí no hubo “ni truco ni trato”, sólo caramelos amargos en forma de goles que cayeron como una losa y que “casi” sentenciaron a los allí presentes.

Quizá  me arriesgue mucho diciendo esto, pero tengo la sensación de que se acaba la temporada para el equipo de Djukic. No me refiero a la destitución del entrenador o lo que pueda venir. Voy más allá. Es muy probable que el Valencia CF, en la Jornada 11, haya dicho adiós a la próxima edición de la Champions, muy triste a la vez. Estamos en el mes de Octubre y la pelea por la competición europea se esfuma. Hay tres plazas aseguradas para tres equipos que desde luego se las merecen, y una cuarta que no está cara, ¡está carísima! Sinceramente, no veo a este equipo recortando 7/10 puntos. Dos meses de competición y puedes haber dicho “adiós” a Europa. Podrías conformarte con la Europa League, pero viendo al resto de conjuntos… ¿llegará este Valencia a esas plazas? Y aún nos podríamos plantear que pasará cuando en la actual competición europea en la que “pulula” este equipo, llegue el turno de lidiar con escuadras más fuertes que las hasta ahora vistas. ¿Y la Copa del Rey? Más vale no pensar.

¡No todo está perdido! Justo en el momento en el que salía de “la casa de los horrores” presencié una escena que hizo desaparecer al “mono asesino” de mi mente. Allí estaba ella, demostrándonos a todos que hay vida (nunca mejor dicho) Una mamá con su bebé en brazos, y digo “bebé” porque la criatura no debería tener más de 4 meses. Sí, sí, totalmente cierto. ¡Se lo había llevado al fútbol! Eso sí que es afición y fe.

Y a esa fe es a la que va a tener que apelar todo un club inmerso en una reconversión continua, que en ocasiones pierde el norte y no sabe encontrarlo, pero que tiene en su fiel masa social el apoyo necesario para, por lo menos, salvar los muebles. 

lunes, 28 de octubre de 2013

EL VALENCIA NO ES CONSCIENTE

Marcelino aseguró que era un partido “muy importante, no solamente para el club sino para los futbolistas y también para la afición”. “Estamos más felices que unas Pascuas”.

¡Este Marcelino es un “crack”! Con “dos frases” ha conseguido mostrarnos la realidad: El Valencia no es consciente. Una realidad de la que, desgraciadamente, ya éramos conocedores, y que muestra de una forma clara que al Valencia CF visitar “El Madrigal” no le altera la sangre, ¡todo lo contrario! Podríamos decir, de manera tajante, que le da exactamente igual. Al menos a los futbolistas… la afición ya es otro cantar. Al contrario de lo que le pasa al “submarino amarillo”.

Podemos entrar en debate y analizar el partido desde un punto de vista puramente futbolístico: analizar alineaciones, sistemas, jugadas, cambios, errores, faltas, rendimiento individual, rendimiento colectivo…y un sinfín de situaciones y circunstancias. Preguntas inevitables: ¿Canta Guaita en los goles? ¿Qué tal Pabón de delantero? ¿La mueve Banega? ¿Qué tal la defensa? ¿El Valencia es inoperante en ataque?, pero pocas conclusiones positivas se extraen y, además, tampoco hay mucho que debatir. El Villarreal fue superior en todo.

A los jugadores del Valencia no les vendría nada mal viajar a Villarreal con los aficionados, (a ver si se les pega algo) en esos autobuses que respiran valencianismo y rivalidad (sana) hacia el vecino, con esos seguidores que defienden unos colores y un escudo a cambio de nada y que sí son conscientes que viajar a “El Madrigal” tiene su cosa. En cambio, ellos, parecen aislados y nada conscientes de lo que significa un duelo regional. Muy pocos valencianos en el once de Djukic, casi ninguno, pocos criados en casa… supongo que así, es muy difícil trasmitir lo que significa “Valenciano y Valencianista”

Vamos a hablar claro: Alguien, de una vez, debería impartir clases de “Valencianismo”. Transmitir al equipo, cuerpo técnico y a quien haga falta, que si el Valencia CF es el primer equipo de la Comunidad, ¡lo tiene que demostrar!, ahora y siempre. No todo es cuestión de historia, presupuesto o masa social. Siempre hay que demostrarlo y luchar por ese puesto, ir a los campos vecinos y “arrasar” en actitud y garra, ganar con autoridad, y si no se puede, vender muy cara la derrota, marcharse con la cabeza muy alta y esperando la próxima oportunidad para demostrar que tú eres el “Grande”.

El Valencia de hoy en día, y de otros años, es la antítesis de todo esto. ¿Cuántas veces la afición “Ché” se ha marchado de campos “vecinos” avergonzada? No hace falta contestar. Puedes ser mejor o peor que el rival, tener más o menos plantilla, pero lo que no puedes aceptar es ir por ahí dando esta imagen. Insisto, se puede perder, pero no de esta manera.


Marcelino es un “crack”, ellos sí que son conscientes de lo que significan estos partidos. Parecerá una locura, pero la idea de viajar con los aficionados no le vendría mal a más de uno…y de dos.

martes, 22 de octubre de 2013

ROCK TRANSGRESIVO

Si no recuerdo mal, debía tener alrededor de 14 años. Esa edad en la que experimentas mogollón de cambios y en la que, normalmente, aún no estás definido en cuanto a tus gustos musicales, tu forma de vestir o tu propia personalidad. Habrá casos y casos, pero yo era de los que aún estaban en la “burbuja”.
Hacía un par de años de la publicación del disco “Rock Transgresivo” (aunque se comenzó a gestar en 1989 con “Tú en tu casa, nosotros en la hoguera”) y que provocaba multitud de discusiones en mi casa durante aquel verano (1996).
No tenía muy clara mi forma de vestir ni muchas otras cosas, pero sí que tenía muy claro que aquel “Jesucristo García” me volvía literalmente “loco”. Por supuesto, estoy hablando de uno de los mejores temas del grupo de rock Extremoduro.
Por aquel entonces, hacía “polvo” esa cinta de cassette de 90 (TDK) que le robaba a mi hermana para escuchar en el “Walkman” aquel disco cuyas canciones desprendían poesía en estado puro.
El mejor momento para escucharlo y dejar libre mi imaginación era la noche. Supongo que por el día estaría más ocupado en  ir a la playa, hacer carreras en bici o jugar a fútbol, pero cuando llegaban las últimas horas del día, tenía una cita con la buena música.
En mi casa todos dormían cuando llegaba en bici procedente de la playa (En Moncofar, para quienes lo desconozcan, vivo en el pueblo) Procedía rápidamente al “robo” de la cinta y me acostaba en la cama dejando que a través del Walkman oyera una y mil veces aquel disco con sus 10 canciones. El volumen al máximo. Las letras de las canciones se apoderaban de toda la casa, y digo de toda la casa, porque de ahí venían las discusiones de aquel verano.
Yo no me oía mientras cantaba y no era consciente del volumen de mis “berridos”, pero el resto de la casa sí, y mis padres no tardaban en aparecer en el cuarto para imponer la ley del silencio, sobre todo cuando escuchaban aquello de “Concreté la fecha de mi muerte con Satán”. La luz de mi cuarto se encendía, la puerta chocaba contra la pared y la cara de mi madre era un poema. Está claro que los había despertado.
A la mañana siguiente venía la discusión. No había manera de evitarlo, una noche tras otra volvía a cometer el mismo “error”.

En casa del Robe (título de este Blog) surge a finales del año pasado, aunque no ha sido hasta ahora cuando esta idea ha visto la luz. Demasiadas cosas han pasado durante este año, y no pretendo aburrir a nadie, así que vamos a dejar este periodo de tiempo entre la aparición de la idea y su puesta en escena como un tiempo de “relaxing cup of café con leche”.
Robe, para quien no lo sepa, es “la voz” de Extremoduro. Él es de Plasencia (Cáceres) y hace unos meses, una posible oferta de trabajo me iba a llevar por aquellas tierras. Pero al igual de rápido como apareció, se marchó, y al final todo quedó en un “casi”, por otro lado, muy habitual en la época en la que vivimos.
La oferta de trabajo, desgraciadamente, se marchó, pero la idea del Blog apareció, se quedó y cogió fuerza. Me veía ya en Extremadura, “en casa del Robe”, y desde allí quería escribir un Blog en el que poder contar todas mis aventuras por aquellas tierras. No lo pude hacer, mala suerte (dicen), pero comprendí que había llegado el momento de crearlo.

He cambiado mucho desde aquel verano de 1996, pero sí tengo un sentimiento que sigue vivo y que nunca se apaga: mi pasión por Extremoduro.
Esa misma pasión que ha traído la idea de creación de este Blog. Y al igual que las letras de Robe son libres a la imaginación e interpretación, las entradas de este Blog seguirán esa línea. Lo que en otros términos significa: “voy a escribir de lo que me dé la gana” (¡Qué nadie interprete mal esta frase! Es para entendernos)

Eso sí, hay una cosa que tengo clara: Si esta noche decido rememorar aquellas noches de verano, esta vez lo haré en MP3… aunque el Walkman aún lo conservo.