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Como todo proyecto que se pone en marcha, había que sentar
unas bases. Llevaba idea de hacer una estructura, más allá de las llamadas
telefónicas, y establecer algunas secciones. Al poco tiempo, me di cuenta que
lo mejor que podía pasar era olvidar todos los propósitos iniciales. Puede
parecer una locura, pero así era ECdeP
y de ahí el éxito que tuvo en la casa. Nunca siguió ninguna regla ni se fijó en
ningún otro espacio. Cuanto más intentabas buscar el orden, más claro veías que
triunfaba el desorden. En este punto se diferenció del resto y dimos en la
clave. ¿Qué sentido tenía hacer un programa de cachondeo siguiendo un guión?
Ninguno. Sólo había que dejarse llevar y poner la chispa necesaria para
conseguir un espacio diferente, entretenido, único y tremendamente divertido.
¿A qué da ganas de escucharlo?
En los primeros días de Consultorio
costaba mucho que la audiencia llamara. Únicamente teníamos 30 minutos de espacio,
pero sin las llamadas suficientes, la cosa se ponía fea. Había que hacer algo,
así que decidí contar anécdotas graciosas de mi vida para que la gente se
enganchara. Siempre me han dicho que soy un gran contador de historias, por
tanto, pensé que lo mejor sería aprovechar esa faceta. La cosa funcionó, y más,
cuando todas las tardes veía, a través del cristal, a Samsagaz Carlitos Domingo
morirse de la risa hasta llegar al punto de caerse de su propia silla. La historia del agente de la Policía
Local de Moncofa contada con un toque de humor, triunfó. Esa y la “pifia” en
directo con la compañía telefónica. Al tiempo, todos los compañeros la recordábamos
entre carcajadas, pero, en el momento, me las vi canutas.
Al principio de ese verano, había sufrido el peor accidente
de moto que recuerdo.
Cuando giré la última esquina antes de llegar a mi casa,
allí estaban ellos. No daba crédito a la escena que estaba divisando. Intuía
que se avecinaba un buen “marrón”, pero no hasta el punto de llevarme un carxot (conocido como whopper en el lenguaje de EcdeP) Uno de los agentes de la Policía
Local de Moncofa que me atendió en aquel percance, estaba allí, en la puerta de
mi domicilio, junto a otro compañero y a mi padre. No podía explicarme cómo habían
llegado antes que yo. Venía de la playa y les llevaba bastante ventaja. Los
había visto a la altura de la ermita, situada a un kilómetro de mi vivienda,
pero, de algún modo que aún a día de hoy no me explico, tuvieron tiempo
suficiente para llegar, sacar a mi padre del comedor y que él mismo, tuviera la
oportunidad de ver llegar a su hijo sin casco. Aquel día me marcó, al igual que
el whopper que me llevé por parte del
agente, por supuesto, con el permiso de mi padre, y que me hizo reflexionar, y
mucho, sobre la poca conciencia que tenía al conducir una moto sin llevar el
casco protector. Tenía 16 años.
Pronto nos dimos cuenta que la media hora de la que
disponíamos se nos hacía muy corta. La gente se animaba a llamar todos los
días; quería ser partícipe del jolgorio que teníamos en el programa. Nunca
terminábamos a las 15:30 h ¡Era imposible! y mis compañeros de trabajo me
apretaban con la hora. Infinidad de ocasiones, aparecían en el estudio para
recordarme que me restaban cinco minutos. ¡Ya voy! les decía yo, pero ellos se
quedaban a mi lado. Al principio, creía que era para presionarme puesto que
veían que seguía habiendo llamadas a esas horas, pero, al poco, descubrí la
realidad del asunto. En el fondo, ellos empezaban a formar parte de la familia.
Se tronchaban con El Consultorio y
les encantaba disfrutarlo. Recuerdo la cantidad de veces que, durante ese breve
espacio de tiempo, se presentaban en el control técnico, con una sonrisa de
oreja a oreja, comentándome “cosas” por línea interna. Actualmente, siguen sin
reconocérmelo, pero yo sigo pensando todo lo contrario. Varios meses después
del inicio de ECdeP, me ayudaron a
solicitar más tiempo para el mismo. La cosa prometía.
La crisis pasaba factura a todos los negocios. Para una
radio local, la publicidad tenía mucha más relevancia. En aquel tiempo,
conseguir anunciantes era una tarea complicada. De ahí, la importancia de las
cuñas publicitarias y del ir todos a una. Digo “ir todos a una” porque un día me
desvié de una forma muy peculiar. En ese ánimo de contar anécdotas graciosas
para entretener, me puse a hablar de mi compañía telefónica y los grandes
detalles que había tenido conmigo. Parece mentira, pero por aquel entonces,
después de confundirme con un moroso y quererme llevar a los tribunales,
decidieron compensarme de grata forma. Algo inédito, pero muy real. Smartphone nuevo,
nueva tarifa y muchas ventajas que casi ninguna compañía ofrecía y, por
supuesto, tampoco lo hacía la que anunciábamos nosotros en la Radio… ¡Dios!
Quería que me tragara la tierra. Llevaba cinco minutos adorando a nuestra competencia.
Nunca se me olvidará la cara de mi compañero cuando apareció en el control
técnico y, por línea interna, comenzó a echar sapos y culebras… Eso sí,
mientras Frodo Polo no sabía donde meterse, Samsagaz Carlitos Domingo, una vez
más, cayéndose de su silla.
Siguiendo en la línea de “pifias” made in Gonzalo Polo, no estuvo nada mal la imagen que se llevaron
de mí varios representantes de una conocida marca. Lo mío con los asuntos
publicitarios era la traca. No había tenido suficiente con el tema de la
compañía telefónica, así que decidí deleitarles con un baile digno de “La Ruta
del Bakalao”. Cierto día, finalizamos el programa con una canción remember que nos había solicitado un
oyente. Me puse a bailar de forma efusiva e imitando esos bailes tan
característicos de aquella época. Lo que desconocía era que, justo detrás de
mí, en la terraza de la Radio, se estaba celebrando una reunión de negocios
para cerrar un contrato publicitario. Una lástima que un enorme ventanal
comunicara dicho lugar con el estudio en el que me encontraba. En uno de esos
arranques de emoción, me giré dando un pequeño salto y allí me los encontré.
Llevaban contemplándome el suficiente tiempo como para querer entrar a
conocerme. ¡Menos mal! Al final las cosas llegaron a buen puerto.
Cada vez teníamos más oyentes que querían participar en el
programa. Habían entendido perfectamente cuál era el estilo del mismo y, la
verdad, era una gozada disfrutar todos juntos. Llegó el momento de inaugurar el
himno oficial de El Consultorio de Polo,
asignar a cada día de la semana una temática especial, crear suculentas secciones,
descubrir infinidad de “personajes” que, posteriormente, se convertirían en
amigos y disfrutar de un lenguaje personal inédito. ECdeP comenzaba a tener una identidad propia marcada por
expresiones muy características de nuestra tierra. Nuestra jerga fue única y,
aún hoy, perdura en el tiempo…
II ECdeP: Las dos “Porras”
Solo puedo decir......jjjjjj
ResponderEliminarPuja, puja, puja Carlitos!!!!!
jajajajajaja!! Súbelo Carlitoooooos!!!! Puja Puja Puja!!
EliminarSin lugar a dudas, una jerga única!!!
Gracias por el comentario!!
Jajajajajajajaja Yo no era oyente del programa pero, despues de haber leido la primera parte de esta trilogia, me puedo imaginar perfectamente como lo pasabais...seria un no parar de reir. Al final supongo que esa frescura, esa espontaneidad y las ganas de un equipo joven, fueron las que os llevaron a un liderazgo, seguramente no esperado, pero bien merecido. Enhorabuena una vez mas! PR
ResponderEliminar¡Cuánta razón tienes PR!! Me ha gustado mucho el comentario!! Es difícil construir esta Trilogía e intentar que la gente que no era oyente del programa, se enganche y le acabe gustando!
EliminarMuchas gracias por tus palabras!
Te animo a seguir con la II Parte...
Jajajaja quin crac, espere q fages menció de alguns dels q tocaben perque hi havien de molt bons!!
ResponderEliminarMoltes gràcies!!! Home clar!!! Farem una menció "especial"!!! Si que eren bons si! jajajaja!
EliminarUn Bratxooooo!
Que tiempos aquellos en los que la "hora de la siesta" se convertía en despiporre y carcajada. Luego costaba ponerse a estudiar, jejje. Animo Gonzalo
ResponderEliminarjajajaja! Cierto! Recuerdo que alguien me decía que intentaba "hacer la siesta", pero no podía dormirse!! jejejeje! Era imposible conseguirlo! No me imagino lo que costaría ponerse a estudiar! Madre mía!
EliminarMuchas gracias por los ánimos Jaime!
Un abrazo!
Grande Gonzalo!! Programas diferentes y reales son los que necesitamos! horas de curro que pasaban volando desde que apareciais en el cañonero! #crack #gonzalobalondeoro bratzoo!!!!
ResponderEliminarSergio M
jejejejeje! Muchas gracias Sergio!!! La verdad, era una gozada!! Se notaba el "buen rollo" y eso se pega!
EliminarMuchas gracias por el comentario!! No estaría nada mal un balón de oro! jajajaja!
Un abrazo!!
Buuu esos momento bob marley con su musiquita y las aspiraciones del polo eran terribles me partia la caja a mas no poder.ah el mitic mostre de sedavi donant cera.ojala tingues sort y tornes a trobar el teu hueco en algun programa y tornem a escoltar el ecdp
ResponderEliminarjejejeje!! Los lunes con el tío Bob eran geniales!! jajaja! Todo "buen rollo"
ResponderEliminarMoltes gràcies Sergio! Jo també espere trobar el meu lloc!
Un abraç molt fort!!
Vuelve por favor!!!!!!
ResponderEliminarjejejejeje!! Ojalá!! Algún día VOLVEREMOS!!
EliminarGracias por el comentario!! Una petición así, no se recibe todos los días! jajaja!