martes, 12 de mayo de 2015

Del Yes very well al Ibex 35

¡Tócate las narices! Ahora vienen con prisas. No damos abasto y, encima, exigiendo. Parece ser que no son conscientes de los años perdidos por multitud de generaciones que ahora, se ven abrumadas con tanta información. Nunca les dieron mayor importancia, incluso obviaron por completo sus enseñanzas; sin embargo, en estos tiempos que corren, más vale ser un erudito en esas materias o la vida se complica. Para mayor escarnio, muchas de las cabezas pensantes y representantes de nuestro país ofrecen ejemplos bochornosos al ponerlas en práctica, pero como haya alguien que no esté al día o se permita el lujo de estar en babia, continuará utilizando el término “efectiviwonder” o planteándose si el IRPF representa la Inteligencia Racional de Personas Físicas.

Sus conocimientos resultan vitales; muy importantes para comprender cómo va el mundo, qué está pasando y, sobre todo, evitar que nos tomen el pelo. Estrictamente necesarios para optar a un gran número de puestos de trabajo, hacer relaciones, realizar negociaciones o viajar, medianamente tranquilos, sin la sensación de estar perdidos. Nadie duda de la transcendencia de los mismos y de la necesidad, valor y provecho que extraemos de ellos, y más en estos momentos, con un territorio plagado de problemas y complicaciones.

No seré yo el que reste ni un ápice de importancia a sendas disciplinas, porque las veo terriblemente indispensables, pero en España hemos querido pasar del Yes very well al Ibex 35. O lo que es lo mismo, de no tener ni pajolera idea de inglés y economía, a haber de poseer un doctorado. Pobre de usted si no ha hecho un máster, y más vale que sea un especialista consagrado, no vaya a ser que los sábados por la noche, tras contemplar las cadenas privadas españolas, apague la televisión invadido por datos y cifras que le lleven a acabar completamente trastornado por culpa de unos conceptos que se escapan de su cabeza; o piense que con un “ok makey”, un “yes very well Manuel” o en su defecto “botifarres de Teruel”, ya va a saber de English. Probablemente, si me permiten la ironía, de “Inglish Pintinglish” sí que sepa, inclusive nivel crack, pero de B2 y C1… ya es otro cantar. De locos, háganme caso.

Cuando estudié Periodismo en la facultad, no había ninguna asignatura de Inglés. No me refiero al primer curso, sino a los cinco años de carrera. Puede llamar la atención, y más ahora que han cambiado las cosas y es vital en cualquier sitio, pero en mi época, no se impartía. Es decir, durante toda la licenciatura no olimos el anglosajón. Es cierto que existía como optativa, pero ustedes me dirán quién, por su propia voluntad, se lanzaba al ruedo. Sobre todo, después de la curiosa formación que habíamos tenido en los colegios e institutos. Sí, probablemente les choque todo esto; sin embargo, era la realidad que había en España. Ya saben, “pitinglish”. La educación en esta materia era la necesaria para tener una base correcta, pero ni existían los exámenes orales como ahora, ni por asomo teníamos la exigencia existente actualmente. Nos hicieron un flaco favor, a no ser que, si podías, te buscaras la vida por tu cuenta. Además, hoy, se impone dominarlo a toda velocidad, y más vale pilotar como el que más, porque si no, estás K.O.

¡Qué sofoco! Prima de riesgo, T.A.E., IPC, GAO, Inflación Subyacente, Balanza de Pagos, Ibex 35… Todo momento es bueno para ver, oír y leer cualquiera de estos términos en los medios de comunicación. Estamos invadidos. Más vale que controlen por completo los movimientos de la mayoría de ellos o acabarán groguis. No se les ocurra decir que no terminan de entenderlos o les harán sentir como un zopenco. Está claro, con el inglés aún teníamos unos cimientos, pero con la economía brillaban por su ausencia. No miren el ahora; parece que el mundo entero los domina, pero nada más lejos de la realidad. Me pregunto quién me los enseñó, pero no acabo de recordarlo. ¡Qué memoria tengo! Una pena, porque si lo recordara, probablemente también me acordaría de su significado. En fin, de nuevo la historia de las optativas y otra vez lo mismo. Espabilarse, buscarse la vida y ponerse al día.

El globo terráqueo gira en torno a un idioma: el inglés, y a una obligada forma de vida: la economía. En el caso del que hablamos, me parece fenomenal el cambio del sistema educativo, al menos la idea, porque las formas son otra historia. Idioma anglosajón para todos y planteándose que la materia económica comience a coger un peso importante; por supuesto ahora que la situación del país ha tocado fondo en los últimos años. Los iluminados lo han visto claro. Comparto la vital importancia de todo esto, pero que nadie se olvide del poco valor que se le estuvo dando durante mucho tiempo. Me molesta observar cómo, en estos momentos, se exige premura para controlar un idioma que resulta vital, y pobre del que no se ponga las pilas. No hay que olvidar que, a muchas personas, no les mostraron un interés real y una fuerte exigencia en torno a esta asignatura y, ahora, tienen que buscarse la vida para poder destacar y afrontar el futuro. Por no hablar de la nula relevancia que ha tenido la Economía, completamente olvidada hasta hace poco. Spain is different.

Atrás quedaron esos tiempos mágicos en los que todos nos entendíamos. No hacía falta ser un experto para descifrar nuestro vocabulario. Además, podíamos mezclar nuestros conocimientos básicos en ambas materias demostrando nuestro nivel. Economía básica e Inglés juntos de la manita. Miren qué fácil: “Lo compro por treinta y lo vendo por cuarenta” – “Yes very well fandango”. 

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