Traumatizado por una infancia plagada de gárgolas, enanos y trolles (en inglés trolls),
decidí dejar de lado ese juego tan mítico que invadía la mayoría de tardes de
mi vida. Debía tener alrededor de once años y, por aquel entonces, mis mejores
amigos pasaban horas y horas delante del tablero. Tenía claro que no era lo
mío, pero, al final, acababas enganchándote si no querías jugar solo. A mí me
gustaba el deporte y, en concreto, el balón. No soñaba con ser un bárbaro o un mago, pero debo reconocer que acabé cogiéndole cariño y convencí a
mis padres para que me lo compraran. Jugué tanto que casi sabía más que mis
amigos. Ese juego de mazmorras pasó a formar parte de mi día a día, hasta tal
punto que, aún hoy, recuerdo perfectamente su tablero, sus dados y sus
miniaturas. El “HeroQuest”, sin
lugar a dudas, marcó una etapa de mi vida.
Poco a poco fui creciendo, al igual que mi animadversión por este juego y, al final, la pelota se impuso a este mundo mágico. Fueron tantas partidas las disputadas que casi acabé medio trastornado. Había llegado el momento de dar carpetazo y olvidar definitivamente a aquella tropa de elfos que invadía mis sueños. Prometí
dejar ese mundo atrás y centrarme en otros quehaceres. Era el momento de pasar página
y dejar de lado todo aquello. Quizá por eso no fui al cine a ver ninguna de las
tres películas de Peter Jackson. La trilogía de El Señor de los Anillos me
recordaba, y mucho, a todas aquellas tardes de incesables partidas. Lo que
nunca podía imaginar fue lo que ocurrió años después…el pasado siempre vuelve.
Era una noche de viernes y no tenía mucho “plan”. Estaba cansado y con sueño, así que decidí, para terminar de dormirme, ponerme alguna película sin mucho interés que acabara de rematarme. Buscando en el cuarto de mi hermana algún DVD, encontré mi pasado. Allí estaba la primera de las “pelis” de la trilogía de Jackson: La Comunidad del Anillo. En un primer momento pensé: “me niego”, pero, por otra parte, me di cuenta de que sería la idónea para llevar a cabo mi pensamiento: “Será un peñazo y en diez minutos estaré durmiendo”. ¡Qué iluso! En ese momento no fui consciente del giro radical que iba a dar esa noche.
Recuerdo que cuando terminó la película me costó mucho dormirme.
Os aseguro que si hubiera conocido algún videoclub abierto a esas horas de la
madrugada, me hubiera ido en busca del resto de la trilogía. Estaba ansioso por
saber cómo continuaría la historia. En ese momento, ya era consciente de la
“pifia” que había cometido al no haber ido al cine a ver toda la saga. ¡Qué
error! Quién me iba a decir a mí que iba a acabar convirtiéndome en un “friki”
de El Señor de los Anillos. Esa noche, volvió el pasado a mi habitación y acabé
por recibirlo con los brazos abiertos. Así pues, y en honor a mi devoción por esta trilogía, he
decidido crear la mía propia.
Aquí comienza…
ECdeP: Preludio de la Trilogía
Si soy sincero, esta idea venía rondándome la cabeza varias
semanas. No había encontrado el momento de llevarla a cabo. Probablemente haya
sido un propósito con tintes de locura, pero pienso que así era el programa y,
de algún modo, todos los que participábamos en él, fuera activa o pasivamente.
Hace unos días, revisando el facebook
del programa, en el apartado de notas, encontré las palabras que escribí en
septiembre de 2011 informando de mi salida de Radio Esport. Leí todos los comentarios de los oyentes y me di
cuenta de la gran familia que habíamos creado. Pensé que sería divertido
revivir tantas y tantas tardes de entretenimiento. Poder contar, tanto a los
que fueron oyentes como a los que no, cómo se creó el programa, cuál fue su
fin, las mejores anécdotas o lo bien que nos lo pasábamos. Seguro que resulta
divertido.
Tras una reunión para crear y aprobar la programación de esa
temporada, decidimos dedicar un tiempo íntegro para los oyentes de la Radio. Las
llamadas telefónicas siempre habían formado parte de la casa y creímos que
sería bueno dedicarles un espacio completo. La idea giraba en torno a los 30
minutos y se llevaría a cabo sobre las 15:00 h. En aquellos tiempos, uno de mis compañeros me propuso que fuera yo el que atendiera las llamadas de los
oyentes e incluso me dio ideas para el nombre de dicho espacio. Vieron en mí,
una buena relación con la audiencia y la posibilidad de aportar algo diferente.
Acepté de buen grado y se aprobó que fuera la persona encargada de todo esto.
Nadie imaginaba en lo que se convertiría todo aquello. Así nació: El Consultorio de Polo.
ECdeP fue para
todos los públicos, ya que, al abrir teléfonos, cualquier persona podía llamar
para expresar sus opiniones en torno al deporte. A mi me apasionaba todo esto
y, en especial, el fútbol. Por aquel entonces, me pasaba el día y noche
hablando del esférico. Así que decidí abrir teléfonos con todas las de la ley y
tratar todo tipo de temas más allá de los meramente deportivos. Me gustaba la
idea de escuchar hablar a la gente de su vida, sus inquietudes, problemas y día
a día. Pensé que sería bueno formar una especie de familia en la que abundara
el “buen rollo” y, sobre todo, alejada de conflictos e historias que al final
no beneficiaban a nadie. Lo que en un principio iba a ser un programa de
llamadas, se convirtió en un hogar donde todas las tardes nos reuníamos muchos
amigos. La cosa prometía.
Sin lugar a dudas, esta trilogía que aquí comienza, es un
homenaje a todos vosotros. He querido trasmitiros mi agradecimiento de una
forma diferente, ofreciéndoos, con los medios que dispongo, la posibilidad de
revivir viejos tiempos. Pienso que no os va a defraudar. Estoy seguro que os
acabará sorprendiendo. Quiero invitar a todos los lectores de este Blog que no
tuvieron la oportunidad de escuchar el programa, a descubrir el sentido del mismo
y a formar parte de esta gran familia. Con toda la humildad del mundo, creo que
aportó una “chispa” especial y, al final, terminó por consolidarse en las
sobremesas de muchos hogares, trabajos y entornos.
Al día siguiente, corrí hacia el videoclub para hacerme con
la segunda parte de la trilogía. Estaba alucinado conmigo mismo, pero más
perplejo me quedé cuando el encargado del negocio me dijo que existía una
versión extendida de cada película. No dudé ni un segundo y, esa misma noche,
volví a ver La Comunidad del Anillo en esa nueva versión. Lo que desconocía
completamente es que años después, iba a crear la mía propia…
CONTINUARÁ…
I ECdeP: La comunidad
de “Ma Güela”
“Sabíamos cómo comenzaría el programa, pero desconocíamos
cómo terminaría”